Eisriesenwelt y Hallstatt

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Hallstatt

"La cueva de hielo más grande del planeta y el pueblo situado junto a un lago más bonito del mundo"

Nos adentramos en el corazón de Austria para conocer dos lugares increíbles.
En cuanto a las afirmaciones de la entradilla, obviamente la primera es cierta hasta que se descubra otra cueva, eso es matemático, pero de la segunda ya se sabe, ¿quién determina qué lugar merece tal reconocimiento?, cada uno tiene su propia opinión. Yo no sé si Hallstatt es el pueblo junto a un lago más bello del mundo, pero lo que sí os confirmo es que el jodío es bonito bonito.

Eisriesenwelt
El camino hacia la cueva parte de Werfen, un pequeño pueblo dominado por un precioso castillo del s.XI ubicado sobre una montaña de 155 mtos. (Lo que vemos hoy día pertenece a una reconstrucción del s.XVI). Se trata de una de las fortalezas mejor conservadas de Austria y está un entorno espectacular.
En su interior (visita guiada 1 h. aprox.) veremos una de las colecciones de armas más importantes del país, así como trajes, piezas de distintas épocas, y una sala con objetos extraños que coleccionaba Maximiliano.
La entrada incluye una interesante exhibición de cetrería.
Podemos acceder a él caminando durante unos 15 minutos o bien cogiendo un ascensor (10.50€ i/v)
(Nosotros no subimos pero la verdad es que parece una visita muy atractiva)

Pero sigamos con nuestro camino. Desde el pueblo parte una carretera con más curvas que Pamela Anderson haciendo el pino puente hasta el Centro de Visitantes, donde podemos dejar aparcado el vehículo y donde compraremos la entrada para la cueva (19€). También hay sevicios y tienda de recuerdos.

Es el momento de la ascensión a la gruta. Ahora mismo estamos a 1.000 m y hay que subir hasta los 1.641. No os preocupéis que no hace falta ser Jesús Calleja, el camino es fácil y apto para niños, aunque es cierto que es un paseito. Eso sí, la cosa no queda ahí, una vez lleguemos a la cueva nos esperan 75 minutos más de marcha acompañados de unos simpáticos 1.400 escalones, 700 para arriba y 700 para abajo. (Verlo de forma positiva, cuando bajéis podréis partir nueces con el pandero).

La ruta para llegar a nuestro objetivo se divide en varios tramos:
Primero caminaremos durante 20 minutos (aprox) hasta un teleférico que en 3 minutos nos eleva casi 500 mtos. Si estás más preparado puedes hacer este mismo trayecto a pie pero los 3 minutos se convertirán en 90. (El teleférico viene incluido con la entrada general). Después tenemos otros 20 minutos más de paseo y ya hemos llegado. Como veis no es descabellado.

Una vez en la gran hoquedad que da acceso a la cueva nos harán una introducción en inglés y alemán de lo que vamos a ver, y nos darán algunas indicaciones. No pasa nada si no tenéis ni papa de ambos idiomas, tienen un papel informativo en otras lenguas incluida el español.
Después nos proporcionarán unas lámparas de aceite para guiarnos por el interior. (Una por cada cinco. Cuidado con chamuscar al de delante o a vosotros mismos). Será la única luz que veáis dentro junto con la del guía, que lleva una lámpar similiar pero que alumbra bastante más.
Entonces abrirán las puertas de acceso y una ráfaga de viento helado os atravesará las entrañas. Parece la entrada al inframundo; Un camino por lo más profundo de la tierra hacia un infierno helado. (Que aire más místico me ha quedado).
La cueva fue descubierta en 1879 por Anton Posselt, un explorador de Salzburgo que en su primera incursión sólo pudo entrar 200 mtos.
Fue abierta al público en 1920.
Se formó hace 55 millones de años y a pesar de que tiene 42 Km de longitud, el tramo que se visita incluye tan sólo el primero de ellos, que es la parte con hielo. Las figuras heladas cambian cada año en función de la temperatura.

Si he de ser sincero la cueva nos dejó un poco fríos (nunca mejor dicho), tal vez porque dichas figuras no eran tan espectaculares como se veían en las postales o en las fotos que habíamos visto en internet. De todas maneras es un sitio que se debe visitar si se está por aquí porque se trata de una experiencia positiva, y porque sólo el camino para llegar a ella merece la pena.

Unos 65 Km nos separan por carretera de nuestra siguiente parada:

Hallstatt
Los hombres de la Edad de Hierro también pensaron que este era un bonito lugar donde establecerse. Aquí floreció y se expandió dicha cultura como demuestran los muchos yacimientos que se han encontrado. (Algunos de ellos datan del 5.000 a.C.)
La época de mayor esplendor y conocida directamente como "Cultura de Hallstatt", se dio entre el 1.300 y el 400 a.C. y comprende el final del período de bronce y la primera etapa de la Edad de Hierro.
Para conocer más sobre dicha civilización y sobre otras posteriores (celtas, romanos...) es imprescindible visitar el Museo Kulturerbe de Hallstatt (entrada 7.50€).
Pero obviamente no fue la belleza del lugar la que hizo que aquellos antiguos habitantes se asentaran aquí y prosperaran. El éxito de tal desarrollo se lo deben al "Oro Blanco", es decir, a la sal, que ha sido la base económica de la región hasta mediados del s.XX. Precisamente es la abundancia de dicha sustancia la que da nombre a esta región: Salzkammergut.
En Hallstatt se encuentran las Minas de Sal más antiguas del mundo.
Están ubicadas en lo alto de un monte junto al pueblo y podemos acceder a ellas paseando por un camino entre la arboleda (unos 20 minutos), o en un moderno funicular (En Info útil tienes los horarios y los precios tanto del funicular como de las cuevas).
Nosotros nos las perdimos. Esa misma mañana habíamos estado en la cueva anterior y no teníamos muchas ganas, lástima! porque por lo que he visto y leído parece una excursión diferente y amena. Te pondrán un mono y un casco con linterna, irás en un mini-tren atravesando los túneles, cruzarás galerías prehistóricas decoradas con grabados celtas, verás un lago subterráneo, te pondrán vídeos, te lanzarás por un tobogán, y conocerás al "Hombre conservado en la Sal", un esqueleto de un antiguo minero conservado en perfecto estado con su atuendo y sus utensilios que data del 1100-1000 a.C.
La verdad es que la cosa tiene buena pinta.
También se han hallado aquí la escalera de madera más antigua de Europa y un zapato del año 1000 a.C. (Esto no ha cambiado en años, en la actualidad sigue igual, ¿por qué siempre nos encontramos un sólo zapato? ¿y el otro?, desaparece, se evapora, hay alguien con una sola pierna que se dedica a recolectarlos?. Otro más de los misterios de la humanidad)

Fuera ya de la mina, en la conocida como Meseta de la Sal, se localiza uno de los hallazgos arqueólogicos más importantes de Europa, el Campo de Tumbas de Hallstatt, una gran necrópolis con cerca de 2000 tumbas en las que se han descubierto más de 6000 objetos que van desde el 1100 al 450 a.C.

También por aquí arriba podemos acercarnos a la Torre de Rodolfo (Rudolfsturm), un pequeño baluarte construido en el s.XIII-XIV para defender la mina. Desde su terraza (gratis), se obtiene una estupenda panorámica de la zona.

Ya es hora de que bajemos al pueblo.

En Hallstatt se mezclan dos factores que lo convierten en una auténtica preciosidad visual. Uno de ellos, y para mí el más importante, es el entorno, creo que aunque el pueblo fuera un vertedero, el entorno haría que se tratase del vertedero más bonito del mundo, y es que Hallstatt se encuentra rodeado de las montañas de Dachstein y a orillas del hermoso lago Hallstatter. (Un precioso paisaje alpino)
El otro factor es el pueblo en sí, ya que para remate, Hallstatt es lo menos parecido a un estercolero. Sus casas de tejados negros parecen de catálogo, como si compitieran entre ellas por tener la fachada más perfecta.
Todo esto no podía pasar desapercibido para la UNESCO que en 1997 incluyó este lugar en la lista de Patrimonio de la Humanidad.

Es muy agradable caminar entre sus callejuelas y por el paseo que hay junto al lago. Entra en las tiendas de recuerdos y compra algún souvenir realizado con sal; Accesorios, adornos, alimentos, productos para el baño...
Por la calle principal (Seestrasse), en una esquina, hay una fuente en la que bebieron Sisí y Jose Antonio, puedes hacer lo propio porque el agua está fresca y muy buena. (Por aquí también nos cruzaremos con el museo que os comenté antes)
Pronto alcanzarás la coqueta Markt Platz, la plaza principal de la población. Parece un decorado, todo está en perfecta sintonía. En el centro hay una fuente de piedra y a un lado se alza la Iglesia Luterana Protesante de estilo neogótico.
Más adelante atravesaremos un arco para ascender a la Pfarrkirche  (la Iglesia Católica) y su pequeño cementerio montañés desde el que se obtiene una buena vista. La iglesia (s.XV) de estilo románico-gótico, posee un retablo de gran interés y algunos frescos góticos.
Fuera del edificio principal, el recinto esconde un secreto algo más tétrico. Se trata del Hallstätter Beinhaus (casa de los huesos), un osario compuesto por unos 1.200 cráneos y otros miles de huesos pintados con el nombre del difunto, la fecha de la muerte y algún dibujo simbólico.
Las reducidas dimensiones del cementerio no permitían más enterramientos. Primero se alquilaba la tumba por 10 años, y luego se sacaba al difunto para llevarlo al osario y poder así reutilizar la tumba de nuevo.

Reportaje de Julio de 2011
 

Aunque vayas en pleno Agosto lleva ropa de abrigo para entrar en la cueva y en las minas de sal (En la cueva la temperatura ronda los cero grados)

Si quieres probar algún plato típico del lugar, en Hallstatt pide la trucha con almendras. Del lago al plato.
Nosotros comimos en el Restaurante Bräu-Gasthof que también es un hotel. Lo mejor de este sitio es su ubicación junto al lago.

En los alrededores de Hallstatt hay rutas por paisajes preciosos.
Una de ellas nos lleva a las Cascadas Waldbachstrub, un lugar del que se cuentan multitud de leyendas, y que nos obsequia con un maravilloso salto de agua de unos 90 mtos. dividido en tres tramos.