Creta I (Heraklion - Knossos)

Las columnas más fotografiadas del palacio

"Con un tamaño colosal e innumerables pasillos y recovecos, no es de extrañar que hubiera sido el mítico laberinto del Minotauro"

El viaje a Heraklion comienza bien incluso antes de bajarnos del avión, pues el aterrizaje en su aeropuerto no está exento de emoción. Parece que te vas a estrellar contra el mar unos segundos antes de meterte en pista y llegar sano y salvo a tierra firme.
Una vez allí tomaremos un taxi o un autobús para dirigirnos a Heraklion, capital, centro económico de la isla y tercera ciudad de Grecia. Y ya que estamos aquí, vamos a detenernos y ver lo que podamos antes de continuar nuestro camino a Knossos. 
Heraklion es un lugar con mucha historia, por ella han pasado hombres del neolítico, romanos, árabes, 
genoveses, venecianos, que dejaron una gran influencia, y finalmente Turcos, quienes la cedieron definitivamente a Grecia en 1913.
A pesar de ese pasado Heraklion es una ciudad moderna con más vida de noche que de día, y aunque la visita no es muy espectacular, daremos una vuelta para descubrir algunos de sus rincones más interesantes.
La ciudad vieja se encuentra totalmente rodeada de robustas murallas que forman numerosos bastiones. Cerca de uno de ellos, "El Martinego", se sitúa la Tumba de Nikos Kazantzakis (1883 - 1947) escritor nativo autor de "Zorba el griego" y "La última tentación de Cristo".
Por el interior del recinto amurallado nos cruzaremos con numerosas fuentes venecianas y turcas que normalmente se conocen con el nombre del autor. La más representativa es la Fuente del León de Morosini (1628), quien también es el responsable de la Loggia, un elegante edificio en el que se reunían nobles y gobernantes. Enfrente de la fuente de Morosini se halla la Iglesia de San Marcos, la primera construida por los venecianos en honor a su patrón.
Otras iglesias que podemos ver son: la Catedral de San Minas (1895), los restos del monasterio de San Pedro y San Pablo, la Iglesia de San Titos y la Iglesia de Santa Catalina del Sinaí, que alberga el Museo de Arte Sacro cuya colección de iconos es la más importante de toda Creta.
La Avenida 25 de Agosto (25th Avgoustou) nos conducirá a la zona del puerto viejo y la Fortaleza veneciana conocida como Koules (entrada 2€).

Vamos a finalizar nuestro recorrido por Heraklion visitando tres museos.

En el Museo Histórico se halla la única obra del Greco en Creta "Vista del monte Sinaí y del Monasterio de Santa Catalina".

El Museo de Historia Natural, situado en un moderno edificio en la carretera de Knossos, nos muestra el paisaje, la flora y la fauna de Creta de forma muy atractiva, con especial atención a las aves y a varias especies en peligro de extinción en la isla.

Pero la joya de Heraklion es su Museo Arqueológico, ya que se trata de uno de los museos más importantes y ricos de Grecia.
A lo largo de sus 20 habitaciones encontraremos restos que van desde el neolítico a los romanos pasando claro está, por la civilización más importante de la isla, la minoica.
Esta civilización se desarrolló en Creta entre el II y el I milenio a.c., y nos permite hacer una especie de puente entre la cultura egipcia y la griega. Sus principales construcciones artísticas fueron los palacios y los frescos de gran calidad que decoraban los interiores. El monumento más importante de esta civilización fue el Palacio de Knossos, el protagonista de nuestro reportaje. Pero antes de caminar entre sus ruinas os voy a relatar un poco la leyenda que se cuenta de esta fantástica construcción.

"Minos, rey de Creta, prometió ofrecer a Poseidón, Dios del mar, un toro, pero no cumplió su palabra y Poseidón, que no se anda con chiquitas (la verdad no creo que fuera para tanto) se enfadó y le castigó haciendo que su mujer, Pasifae, se enamorara de un toro blanco. De esa unión nació el Minotauro, un ser con cuerpo de hombre y cabeza de toro que se alimentaba de carne humana. (¿desde cuando los toros comen carne? pero bueno esa es la historia, continúo...) Minos decidió esconder al Minotauro en un laberinto construido por Dédalo, de Atenas.
Había que sacrificar un hombre cada cierto tiempo para que comiera y así tenerlo contento si no, éste salía del laberinto y se ponía tibio con los ciudadanos que pillase por ahí. 
Pero la historia no acaba aquí, Androgeo, hijo de Minos y gran atleta acudió a Atenas para participar en los juegos en honor a Minerva y el chico, que era realmente bueno, ganó todas las pruebas. Los demás participantes procedentes de Megara y Ática que no se sabían eso de "lo importante es participar", lo asesinaron llenos de rabia.
Minos, furioso, partió con su flota a la toma de Megara, y lo consiguió gracias a Escila, hija de Niso, el rey de Megara, quien se enamoró de él y en prueba de amor le entregó el cabello purpúreo que Niso tenía en la cabeza y del cual dependía la suerte de la ciudad. Una vez tomada Megara Minos fue a por Atenas pero éstos, al ver lo que había hecho en la otra ciudad decidieron pedir la paz. Minos se la concedió a cambio de un macabro acuerdo. Cada nueve años los atenienses debían enviar a Creta siete doncellas y siete muchachos para servir de alimento al Minotauro. Los atenienses no tuvieron más remedio que aceptar, pero pusieron una condición, si algún jóven de los enviados conseguía matar al Minotauro y salir del laberinto, no sólo salvaría su vida, si no también la de sus compañeros y acabaría así la condena de Atenas.
Dos veces pagaron los atenienses tan trágico impuesto hasta que llegó Teseo, hijo de Egeo, rey de Atenas, quien se propuso poner fin a tal desgracia y matar al Minotauro, así que se ofreció como voluntario en el siguiente grupo de chicos.
La nave que partía de Atenas con los elegidos para el sacrificio llevaba velas negras en señal de luto. Teseo y su padre convinieron que si todo iba bien y volvía sano y salvo, el barco debería regresar con velas blancas.
Ya en Creta, Teseo y sus compañeros fueron encerrados en una prisión junto al parque donde las hijas del Rey Minos, Ariadna y Fedra solían pasear. (Esto se pone interesante) Un día, el carcelero le dijo a Teseo que tenía una visita, era Ariadna que se había enamorado de él y le propuso que si le ayudaba a matar al Minotauro y salir del laberinto éste debía de casarse con ella. Teseo aceptó (no sabemos si porque la chica también le moló o por el plan), entonces Ariadna le dio una espada para que matara al ser y un ovillo de lana para que encontrase el camino de vuelta en el laberinto.
Todo salió bien, Teseo mató al Minotauro y gracias al ovillo pudo salir de allí.
Teseo embarcó de regreso a Atenas con Ariadna y Fedra, quien no quiso quedarse sin su hermana mayor. Tras una tormenta pararon en la isla de Naxos y allí Ariadna desapareció. Hay muchas versiones de lo que pasó en ese momento, no se sabe si Teseo la abandonó aposta porque estaba enamorado de otra mujer, porque se lo mandaron los dioses o por cualquier otra razón, el caso es que zarpó de Naxos sin ella. Ariadna no se sintió por mucho tiempo abandonada ya que allí se le apareció el atractivo Dionisos, Dios del vino, quien le ofreció que se casara con él y hacerla inmortal y claro, la chica que no es tonta aceptó, pero vamos, eso ya es otra historia.
Mientras, Teseo iba de camino a Atenas pero con todo lo que había sucedido se le olvidó cambiar las velas negras por las blancas. Su padre, Egeo, que iba todos los días a la orilla del mar esperando que su hijo regresase, al ver las velas negras creyó que Teseo no lo había logrado y estaba muerto. Roto de dolor se arrojó al mar que desde entonces lleva su nombre. (También es mala suerte)
Más tarde Teseo fue proclamado Rey y se casó con Fedra."

En fin, menuda historia, pero ya es hora de visitar este palacio tan ligado a la leyenda y que podría haber sido el mítico laberinto.

El Palacio de Knossos fue descubierto y excavado por Sir Arthur Jonh Evans. Las características columnas minoicas que veremos durante nuestro recorrido no son las originales, ya que al estar hechas en madera no se conservó ninguna. Las actuales fueron recreadas por Evans en cemento, y como se suele decir eso de que nunca llueve a gusto de todos, ésto indignó a muchos y encantó a otros. (A mi personalmente me gustan y creo que así nos hacemos mejor una idea de lo que hubo)
En cualquier caso sí respetó los colores; Negro en base y capitel y burdeos en el resto.
El palacio estaba repleto de almacenes con numerosas vasijas, las más grandes, llamadas Pithoi, tienen una capacidad de 586 litros.
En los almacenes guardaban de todo; Los impuestos, regalos a las divinidades, productos agrícolas, vino, aceite....
Si nos fijamos un poco veremos que las paredes de estos lugares están ennegrecidas y es que durante la destrucción del palacio el aceite se derramó y se incendió.

El palacio se encuentra construido en torno a un gran patio central de unos 1.400 metros cuadrados que lo divide en dos mitades, ala Este y ala Oeste.
En el ala Oeste destaca el Salón del Trono, una pequeña habitación decorada de forma sencilla con estilizadas formas vegetales sobre un fondo rojo. A lo largo de toda la pared hay un banco corrido que sólo se ve interrumpido por una pieza de alabastro macizo que es el trono. Junto a este lugar se encuentra el Baño Lustral, seguramente usado para rituales, lo que nos lleva a pensar que ambos lugares se utilizarían para realizar prácticas religiosas hechas por el rey como sacerdote y que las audiencias oficiales se darían en el Megarón, que ahora veremos. En el Baño Lustral podemos ver cómo los arquitectos usaban pozos de luz para iluminar las estancias, de modo que los pisos se iluminan de forma natural recibiendo la luz del piso superior y así sucesivamente.
En el ala Este la cosa se complica un poco, aquí encontramos hasta cuatro pisos conservados y el inicio de un quinto.
En esta zona se ubican las estancias privadas cuya decoración es más exquisita que en la otra parte. Por el acceso principal veremos uno de los mejores frescos del palacio, el friso de los escudos en ocho. Muy cerca encontraremos el Megarón del Rey y la Sala de las Dobles Hachas. Se cree que esta última sala es una de las que ha dado pie a la leyenda, ya que la doble hacha se denomina Labrys que da origen a la palabra laberinto, que a su vez quería decir la casa de la doble hacha.
Continuando nuestro camino por el interior del palacio nos detendremos en una de las habitaciones más interesantes, el Megarón de la Reina. En este lugar la Reina y las damas de la corte dispondrían de un sitio exclusivo para ellas con numerosas habitaciones bien comunicadas entre sí y un jardín en el que poder pasear y descansar. Aquí se encuentra el bonito Fresco de los Delfines. Junto al Megarón encontramos el Baño y el Tocador.

Pues nada, aquí finaliza este reportaje por uno de los lugares más interesantes de la anigüedad que guarda una mítica historia.

Reportaje de Junio de 2007

Si vas en verano y el calor aprieta tienes un par de playas cerca de la ciudad para darte un bañito y refrescarte.
Amoudara, una gran playa de arena con agua limpia  bien organizada para los turistas (6 km. al oeste) y Amnissos, otra bonita playa de arena. (7 km. al este).