Patones de arriba y Presa del Pontón de la Oliva

Calle de Patones de Arriba

"El pequeño gran reino"

Patones es muy pequeñito y se recorre fácilmente, así que antes de verlo vamos a acercarnos a uno de los muchos lugares de interés que hay por los alrededores para hacer hambre. Luego podemos ir a comer al pueblo, que tiene un buen número de restaurantes para su tamaño, y después daremos un agradable paseo por sus entrañables callejuelas de pizarra.

Vamos lo que es un buen plan dominguero.

Presa del Pontón de la Oliva
Para llegar tenemos que atravesar por completo Patones de Abajo y seguir todo recto (hay indicaciones). En poco tiempo verás dos señales hacia la presa que van por caminos diferentes. Realmente los dos llevan al mismo sitio pero uno te deja en la base de la misma y el otro en la parte de arriba.
En ambos lados tienes zonas para aparcar pero si hace bueno es posible que estén llenas. (El parking de arriba está mejor acondicionado y hay más plazas, abajo hay tan sólo dos pequeños descampados).

La presa del Pontón de la Oliva fue construida en 1851 para solucionar la crisis de abastecimiento de agua que sufría entonces la capital, y tanto ella como su entorno forman parte del Patrimonio Histórico del Canal de Isabel II. Realmente la vida de la presa no fue muy larga ya que los ingenieros la cagaron un poco y se produjeron filtraciones que arruinaron el proyecto. Hoy día está en deshuso y ya no almacena las aguas del Río Lozoya, si no que las deja correr casi libremente.

A un lado de la presa se extiende un bonito valle verde surcado por las frías y transparentes aguas del ya mencionado Río Lozoya (todavía un arroyo) delimitado por las montañas de la Sierra de Ayllón. El muro rocoso que se sitúa junto a la presa es un lugar muy popular para los aficionados a la escalada. Pero si prefieres no subirte por las paredes, también tienes rutas de senderismo para disfrutar de este magnífico paraje.

Al otro lado el riachuelo continúa su camino entre rocas hasta que se introduce por un puente de piedra y se pierde en la oscuridad de un bosque cerrado que esconde bellos rincones.
También hay un micropueblo, donde en caso de no haber llevado el bocata o el picnic, puedes comer estupendamente en el Restaurante La Chopera. (Tiene una excelente terraza con barbacoa para el veranito)
Antiguamente aquí había barracones que alojaban a los peones que construían la presa, ya que la mayoría de ellos eran presos de las guerras carlistas.

Por los alrededores, en la Dehesa de la Oliva más concretamente, podemos visitar otros lugares de interés como un yacimiento con restos arqueológicos que van desde el Paleolítico hasta la Edad Media, las ruinas de la Ermita de la Virgen de la Oliva, construida entre los s.XII y XIII en estilo románico-mudéjar, y la Cueva del Reguerillo (acceso restringido), que está declarada Monumento Histórico Artístico desde 1944 y esconde grabados rupestres de algunos animales (peces, monos, un ciervo y un mamut) y dos humanos.

Patones de Arriba
Tenemos que volver hacia Patones de abajo. Por la calle principal veremos un cartel que indica el camino a su vecino de arriba, y tras 2.5 km de curvas alcanzaremos una zona para dejar el vehículo (no se puede entrar al pueblo con el coche). Si hace buen día seguro que está hasta arriba así que suerte.

Patones fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico en 1999. Y precisamente eso es lo que es, un conjunto de casitas y calles encantadoras hechas de piedra y pizarra.
En los años 60 estuvo a punto de ser abandonado. Sus habitantes se trasladaron un poco más abajo debido a la mejor comunicación con los pueblos de los alrededores (Torremocha y Torrelaguna), y crearon así la localidad Patones de Abajo (valga la redundancia)
En los 70 se comenzaron a comprar viviendas y a rehabilitarlas como segundas residencias y se instalaron también negocios de hostelería.
Fue todo un acierto recuperar este pintoresco pueblecito que hoy día es uno de los lugares más populares de la Comunidad de Madrid.

Una peculiaridad de Patones de Arriba es que fue un reino que poseía su propio rey y cuyo cargo era hereditario. No se sabe con certeza desde cuando, pero sí se tiene constancia de la existencia de 4 monarcas patoneros entre los s.XVII y XVIII.
 

Lo primero que nos encontramos nada más llegar al pueblo es la Plaza del Llano, en la que se alza la Iglesia de San José (s.XVII) que alberga el Centro de Turismo de Patones.
A partir de aquí puedes tomar el camino que quieras, lo acabarás viendo todo.
Patones era una población dedicada a la agricultura y al pastoreo, por ello, hay varios lugares interesantes que podemos ver relacionados con dichas actividades:
Las Eras y las Majadas: Las primeras poseen un suelo con entramado empedrado y servían para la trilla (acción de separar el grano de la paja tras la cosecha). Las segundas eran utilizadas para el pasto de los animales de labranza y se dividían con muros bajos de pizarra que en ocasiones forman curiosos dibujos geométricos. Casi todas se sitúan en la parte alta del pueblo.
Cochiqueras Rupestres: Eran construcciones concebidas como pocilgas para guardar el ganado. Tienen la particularidad de haber sido excavadas en la roca aprovechando los desniveles del terreno.

Junto al Arroyo de Patones hay un bello rincón formado por un coqueto puente de piedra que atraviesa sus aguas, la Fuente Nueva de 1908 y el Antiguo Lavadero, también de principios del s.XX. Hasta la llegada de la insustituible lavadora, aquí se reunían los vecinos de Patones para lavar la ropa.
Si seguimos el curso del riachuelo llegaremos a la Fuente Gorda de las Plantas, cuya construcción se estima hacia el s.XIX. Se la conoce con ese nombre por la procedencia caliza de sus aguas, que le confieren un mayor "grosor".

Reportaje de Mayo de 2012