Oranienburg (Campo de Concentración de Sachsenhausen)

Campo de Concentración de Sachsenhausen

"Un emotivo recuerdo de la crueldad humana"

Oranienburg se encuentra en el estado federado de Brandeburgo y es la capital del distrito de Oberhavel.
Está situada en las riberas del río Havel, y precisamente en una de sus orillas se ubica su monumento más importante, el Palacio barroco más antiguo de Brandeburgo (1651). Fue mandado construir por Federico Guillermo I de Brandeburgo (valga la redundancia) y su esposa Luisa Enriqueta de Orange-Nassau.
Su interior alberga dos Museos, uno con obras de arte del s.XVII e importantes piezas de plata y porcelana, y el otro nos enseña una amplia exposición de la historia cultural y regional de la zona. También hay un restaurante y unos agradables jardines.
(El palacio está a unos 15 minutos andando de la estación de tren)

Pero la mayoría de visitantes que recibe Oranienburg no se detienen demasiado en la ciudad. Casi todos van en busca de otra historia que se aleja en demasía  de la vida palaciega de reyes, princesas y nobles, y se acerca más a la parte oscura y perversa del ser humano. Me estoy refiriendo Campo de Concentración de Sachsenhausen, un lugar estremecedor que no te dejará indiferente.

Este campo sustituye a otro que se encontraba en los terrenos de una fábrica de cerveza en el centro de la ciudad (1933-1934), pero esa cercanía con los habitantes de a pie no era del todo buena idea, así que se trasladaron a las afueras.
El campo fue construido en el verano de 1936 tras el nombramiento de Heinrich Himmler como jefe de la policía alemana.
De 1936 a 1945 albergó a más de 200.000 reclusos, en principio presos políticos pero progresivamente miembros de aquellos colectivos que los nazis consideraban inferiores como judíos, gitanos, gays etc. A partir de 1939 a ellos se fueron uniendo ciudadanos de los países ocupados de Europa.

Pero la vida de Sachsenhausen no terminó al finalizar la guerra, tras ella, el recinto siguió en uso como campo especial soviético. En él se encerró principalmente a funcionarios de bajo rango del régimen nazi y otras personas condenadas de forma arbitraria (ya fueran nazis o no).
Fue desmantelado definitivamente en 1950 pero de los 60.000 prisioneros que pasaron por aquí en esos últimos años, 12.000 murieron por enfermedad o desnutrición.
 

La primera parada antes del campo es el Centro de Visitantes, donde os darán toda la información que necesitéis y donde podréis contratar las visitas guiadas o adquirir las audioguías.
Desde aquí se toma el camino principal hacia el campo que transcurre entre un muro y una valla metálica. Un recorrido que muchos hicieron de ida y muy pocos de vuelta, un trayecto hacia un infierno terrenal imposible de imaginar si no se estuvo allí. (si vas con guía o audioguía te irás poniendo en situación)

El acceso se realiza por una puerta de metal con el mensaje "ARBEIT MACHT FREI" (El trabajo libera), una frase no muy acertada cuando no se hacía más que trabajar en condiciones infrahumanas y la recompensa estaba muy lejos de la ansiada libertad y demasiado cerca de las humillaciones, las palizas, las torturas... etc, a no ser que la muerte sea esa liberación de la que hablaban, ya que para la mayoría esa era la mejor forma de escapar de allí.
Nada más entrar, lo primero que llama la atención sobresaliendo entre la enorme planicie, es el Monumento Nacional de Recuerdo y Conmemoración de Sachsenhausen construido en 1961 (tiene 40m. de altura)
El recinto fue ideado por un arquitecto de las SS como campo de concentración modelo. En la explanada se han marcado las bases de los antiguos barracones y hay algunos reconstruidos que se pueden visitar con las literas, los aseos y los retretes. Hay varios museos, monumentos conmemorativos y lugares muy duros como la prisión, la fosa de fusilamiento, los hornos crematorios, el hospital, la sala de autopsias etc

En fin, es una visita que estoy seguro te llegará y te trasmitirá.

Reportaje de Enero de 2013

Lo mejor es ir con un guía porque te lo contará todo de forma más personal y con un montón de historias tanto del sufrimiento como del ingenio de los presos para intentar subsistir.
Yo no pude ir con guía pero la verdad es que la audíoguía (3 €) estuvo muy bien, ya que aparte de explicarlo todo perfectamente, dispone de testimonios reales de prisioneros que ponen los pelos de punta.
Lo que no se puede hacer es ir sin ni una cosa ni otra, ya que realmente no queda mucho y necesitas al menos algo de información para poder poner la imaginación a funcionar.

El campo es enorme así que si quieres visitarlo bien tendrás que ir con tiempo, sobre todo si vas en invierno, ya que la noche se echa encima muy rápido (a las 16 -16.30).
Obviamente lo visitarás cuando puedas, pero he de decir que el invierno trasmite más cosas, hay menos gente (de hecho os digo que estaba solo en la habitación de las autopsias y jooooee qué sensación) y el frío hará que pienses de otra manera cómo se podía subsistir con un fino pijama de rayas.