Lago Saimaa (Lappeenranta y Mikkeli)

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Lago Saimaa

"El lago más grande de Finlandia ofrece muchas posibilidades, ven a conocer algunas de ellas"

El Lago Saimaa es enorme (4.377 K2), de hecho, es el más grande de Finlandia como ya he dicho y el quinto de Europa. Pero no te imagines el típico lago redondo o alargado, el Lago Saimaa se compone de miles de islas y estrechos canales que hacen que parezca que estamos ante diferentes lagos.
En él viven dos especies en peligro de extinción, el salmón Saimaa y una de las pocas focas que hay de agua dulce, la foca anillada de Saimaa.

La zona es preciosa, pero si he de ser sincero, el paisaje de pinos-lago lago-pinos, se puede hacer monótono si estás mucho tiempo por aquí. Además no tiene pueblos bonitos que visitar, pero cuidado, si lo que buscas es tranquilidad y un silencio extremo donde escuchar tus propios pensamientos, éste es tu lugar.
Lo mejor es alquilar una cabaña a orillas del lago y disfrutar de un barquito, unos baños, de la pesca y de las muchas rutas que hay para ir caminando o en bicicleta.


Nuestro viaje al Lago Saimaa

Alquilamos un coche en Helsinki y pusimos rumbo hacia la ciudad de Lappeenranta, situada a unos 50 Km de la frontera rusa (aunque hicimos algunas paradas antes de llegar en Porvoo y Loviisa).
La cosa comenzó bien porque habíamos alquilado un Citroen C2 y por el mismo precio nos dieron un Mini Cooper Biplaza que estaba muy guapo.
LLegamos ya tarde al camping donde teníamos reservada un coqueta cabaña de madera con 2 literas y una mesita para comer (los baños estaban fuera y eran comunes pero estaban bien).
Subimos a la zona de recepción para coger wifi y whatsappear un rato, y luego volvimos a la cabaña a cenar. Estábamos cansados y caímos rendiditos.

El día siguiente dio mucho de sí y pudimos disfrutar de varios de los placeres de venir hasta aquí.
Después de desayunar algo alquilamos una barca de remos (5€/1h - 15€/día) para recorrer el lago, darnos unos bañitos y tumbarnos a la bartola en una de las muchas islas que hay por ahí desperdigadas.
El agua del lago era una maravilla, estaba tan calmada y reflejaba todo tan bien, que podía haberme hecho una limpieza de cutis sin problemas.
Fue una auténtica gozada remar por esas aguas tranquilas y hacer algo de ejercicio mañanero, de hecho hice bastante, ya que me fui un poco lejos para mí que no soy un remero profesional (incluso me salió un callo, pero mereció la pena).
Tras la vuelta al camping decidimos alquilar la sauna (20€/1h) para acabar de relajarnos. 15 minutos sudando como un cerdo dando vueltas sobre el fuego, y luego agua fría. Había duchas, pero yo prefería el método típico de tirarse al lago sin pensar (buaaaa que gustazo...).Y esto se repite 3/4 veces.
Tras ducharnos y vestirnos subimos al bar, y acompañado de una buena cerveza, me vi los cuartos de final del mundial de fútbol 2014 entre Argentina y Bélgica.
Pero la cosa no acabó ahí, aprovechando que los días son largos y había todavía luz, nos echamos una partidita de minigolf (5€/persona). Y ahora así, a la cabaña a cenar y a mimil.
 

Por la mañana nos acercamos a Lappeenranta, uno de los destinos más populares del país. Al estar cerca de la frontera rusa, hay muchos turistas de esta nacionalidad.
Aparcamos en la zona del Puerto (Kauppatori), donde hay puestos de comida y donde puedes embarcar en alguno de los numerosos cruceros que hacen rutas por el lago.
Hacía muy buen tiempo y esta parte de la ciudad tenía mucho ambiente (digo mucho para ser Finlandia, si estuviera hablando de Benidorm diría que estaba más muerto que una medusa en un socarral). Lappeenranta también es ciudad universitaria, pero justo en verano es cuando los estudiantes vuelven a sus hogares o se van de vacaciones.
En lo alto de una colina que se eleva junto al puerto se encuentran los restos de una fortaleza y el barrio viejo (Linnoitus). No es el típico casco antiguo de calles estrechas, aquí los edificios de madera tienen una separación considerable entre ellos. Date una vueltecilla y visita la Iglesia Ortodoxa, la plaza de Katariina y las viejas casas que albegan museos, cafés y tiendas de artesanía.
Al final de la calle principal una cuesta nos devuelve a orillas del lago, donde en verano se ubica el Parque Familiar de Figuras de Arena (entrada gratuita, aunque no sé si está todos los años). Un espacio ameno donde destacan por supuesto las impresionantes esculturas hechas de arena. También hay tiendas, un café y zona infantil con alguna que otra atracción.

Después nos dirigimos al Área Recreativa Myllysaari, muy cerca del centro de la ciudad. Aunque nos acercamos en coche, se puede llegar perfectamente dando un paseo. Se trata de una pequeña península en la que encontraréis numerosas actividades para no aburriros. Hay tres playitas, una para todo el mundo con un café-heladería, una para familias con niños y atención, una para perros. Además hay una piscina con trampolín, mesas de picnic, pistas de baloncesto y voleibol, zonas infantiles, una sauna pública, el Flowpark, en el que a través de diferentes pruebas, puentes y tirolinas irás pasando de árbol en árbol, y también podréis alquilar una barquita de remos para daros una vuelta por el lago.
Cerca de la playa principal hay un tobogán en el que niños y adultos (digo adultos porque yo también me tiré y me moló bastante), se lanzan al agua sobre una especie de trineo de madera que la verdad para los niños pesa bastante, ya que hay que cogerlo abajo y subir varios pisos.

Teníamos pensado ir ese mismo día hasta Savonlinna, un pueblo a unas dos horas en coche de Lappeenranta con una magnífica fortaleza en medio del lago, y después a Mikkeli, pero se nos hizo tarde y decidimos ir directamente a Mikkeli porque además esa noche no teníamos nada reservado. (a 118 Km de Lappeenranta)
 

Llegamos a Mikkeli y lo primero que hicimos fue buscar un hotel. No había muchas ganas de buscar mucho así que en el primero que caímos (aunque no era lo más barato), ahí nos quedamos.

Mikkeli no es una ciudad muy bonita turísticamente hablando, por destacar algo mencionaré su Catedral y la Torre Naisvuori, que cuenta con un café con vistas.
La ciudad fue sede de las fuerzas armadas finlandesas durante la II Guerra Mundial. Uno de los militares más importantes de Finlandia fue Marshal Mannerheim, del que hay una estatua en la Plaza del Mercado. Su oficina se conserva tal y como estaba en el Museo del Cuartel General (Päämajankuja 1-3). También puedes ver su vagón particular de tren en la Estación de Ferrocarril.
Si quieres conocer más sobre él y sobre la guerra, ve al Museo de Infantería (Jääkärinkau 6-8 / 8€)
Ya que he mencionado algunos museos, os pongo otros por si os interesan; En el Museo de Arte de Mikkeli (Ristimäenkatu 5 / 5€), se exhibe una colección de pintura y escultura finlandesa desde 1870 hasta 1990.
Para conocer la historia de la región mediante objetos rústicos y otras exhibiciones, visita el Museo Suur-Savo (Otavankatu 11 / 2.50€)

A las afueras de Mikkeli (pero muy cerquita), descubrimos un lugar que no estaba nada mal, Mikkelipuisto, un parque que cuenta con modernos jardincitos, senderos para pasear e ir en bici, y por supuesto el lago, donde hay una zona muy maja de césped para tumbarse y un embarcadero con un trampolín.

Nos levantamos temprano para aprovechar el desayuno buffet del hotel (o lo que es lo mismo, jalar hasta reventar). No nos costó mucho porque nos acostamos pronto y habíamos descansado. Ese día debíamos dejar el coche en Helsinki a las 16 h. Teníamos tiempo de sobra, así que decidimos hacer una última parada por esta tierra de lagos.
Decidimos visitar las Kalliomaalaukset (Rocas Pintadas), ya que era una de las rutas más conocidas de la zona.
Paramos en Ristiina (donde se toma el desvío) pero no hicimos gran cosa, una nueva foto del lago y unas compras en un Supermercado.
Cogimos el coche y continuamos el camino. La verdad es que era un placer conducir por estas carreteras rodeadas de pinos y lagos casi sin tráfico.
Por fin vimos la señal y el pequeño aparcamiento donde dejar el coche antes de iniciar la ruta. Nada más comenzar el camino se bifurca, pero nosotros tenemos que tomar el sendero pequeño que se adentra en el bosque y en el que hay un cartel que pone Kalliomaalaukset. Se suponía que era un lugar conocido pero en los 3 Km de ida no nos cruzamos absolutamente con nadie, parecía más problable encontrarse a un alce jugando al ping pong que a un ser humano. Lo cierto es que esto le daba magia al trayecto, ya que parecíamos estar perdidos por un inmenso bosque (lo cual en el fondo no mola, sólo está bien cuando lo parece pero sabes que estás a salvo gg). Menos mal que de vez en cuando ves alguna señal que te indica (pero no muchas). Como he dicho el camino transcurre entre un espeso bosque con lagos por casi todos lados donde si te paras oirás el silencio, seguramente roto por alguno de los miles de puñeteros mosquitos que pasarán cerca de tu oreja haciendo ese ruidito tan molesto.
Ya en la meta sí nos encontramos con una familia que había llegado hasta aquí en barco y el hombre, muy majo, nos explicó qué era lo que había que ver (aún así hay paneles explicativos).
Estamos ante unos dibujos que tienen 5.000 años. Entre ellos llaman la atención por su calidad un reno y una mano humana.

Y ya está, después de esto pusimos rumbo Helsinki para dejar el coche y continuar con el viaje.
 

Reportaje de Septiembre de 2014

Si vas en verano no te olvides de un buen repelente de mosquitos, en los bosques te devoran vivo.
 

Yo no lo hice porque no lo sabía y tuve suerte, pero me comentaron que es obligatorio llevar el chaleco salvavidas si vas en el bote porque te pueden poner una multa.