Las Ermitas de Córdoba

Ermita del Hermano Portero (postal)

"Un lugar tranquilo y silencioso en el que podrás oír tus pensamientos mientras das un agradable paseo"

Muy cerca de la capital cordobesa podemos realizar una excursión interesante. No, no se trata de Medina Azahara, que también es una buena opción; Tal vez sea un sitio menos conocido pero merece la pena. Se trata de las Ermitas de Córdoba, un conjunto de trece humildes viviendas dispersas por el desierto de Belén en las faldas de Sierra Morena.
Este lugar fue elegido a finales del s.XVII por un grupo de eremitas que decidieron alejarse de todo y dedicar sus vidas al recogimiento y la meditación.
No todas las ermitas pueden visitarse pero con las que hay, como la del hermano portero, te harás un idea de cómo era la vida de estas personas. Como podrás comprobar vivían con lo más básico en estancias muy pequeñas (seguro que ellos no tenían el problema de la vivienda que tenemos nosotros, ¿30 metros cuadrados? vamos eso es palacete para esta gente).

Una senda de cipreses marca el camino de entrada que lleva hasta la Capilla. Estos árboles se plantaron para guiar a los fieles directos a la capilla y no se perdieran por ahí pudiendo molestar a los ermitaños. La Iglesia, como todas las construcciones aquí, es pequeñita, con cúpula y pavimento de mármol y tres altares. El altar mayor, de principios de siglo, posee un cuadro de la Virgen de Belén enmarcado en plata. Detrás de este altar mayor se encontraba la capilla que los ermitaños usaban como Sala Capitular.

A la entrada del camino que da acceso a las ermitas hay una cruz negra y blanca, en su base hay  un nicho cerrado con una reja que guarda una calavera y una inscripción: "Como te ves yo me vi / Como me ves te verás / Todo para en esto aquí / Piénsalo y no pecarás"  (ale a pensar toca).

Los cipreses no son los únicos árboles que sirven de guía, busca un paseo cubierto de palmeras y ellas te llevarán hasta la Ermita de la Magdalena, una de la más interesantes, pues posee doce nichos que cuando se cerraban se blanqueaban y no se ponía ninguna referencia al fallecido. Siempre hay una sepultura abierta esperando al siguiente en la lista.

Veremos también el cementerio y la Ermita Mayor y como colofón final antes de irte, tienes que observar las vistas que se tienen desde el excelente mirador que hay junto al Monumento al Sagrado Corazón, levantado por Lorenzo Coullaut Valera en 1929.

Reportaje de Julio 2007