Cuenca

"La ciudad de las casas que desafían la gravedad"

Cuenca cuenta con dos zonas claramente diferenciadas; La ciudad alta (la parte antigua), repleta de monumentos, y la ciudad baja (la parte nueva) donde se desarrolla la actividad comercial.
El casco viejo se sitúa sobre un saliente rocoso bordeado por las profundas hoces de los ríos Huécar y Júcar, lo que le ha permitido conservar todo el sabor medieval; Calles estrechas, cuestas flanqueadas por casas que en algunas partes se convierten prácticamente en rascacielos, conventos, iglesias...
No es de extrañar que los musulmanes eligieran este lugar para asentar su castillo en la parte más alta de la ciudad. Parecía una fortaleza casi inexpugnable pero no, fue reconquistada por el Rey Alfonso VIII. En esa época conoce su mayor esplendor y se la designa como sede episcopal. 
Cabe destacar que en Cuenca el Tribunal de la Inquisición funcionó de lo lindo a partir de 1489, realizando castigos atroces sobre los moriscos y quedándose con los bienes materiales que confiscaban a los procesados. 

Muy pocos le dedican a Cuenca el tiempo necesario para una visita completa. La mayoría va un par de horas, ven la Catedral y las Casas Colgadas y continúan camino hacia la Ciudad Encantada o el Nacimiento del Río Cuervo. Es cierto que estos dos lugares son una maravilla pero creo que una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad merece algo más. Os engañaría si os dijera que necesitáis varios días pero creo que con uno enterito bien aprovechado va bien la cosa.

De todas maneras empezaré con una ruta que considero imprescindible para aquellos que no gocen de mucho tiempo:

Comenzaremos en la Plaza Mayor, en la que se sitúa el Ayuntamiento (s.XVIII), el Convento de las Petras, que posee interesantes frescos, y la Catedral de Nuestra Señora de Gracia (s.XII-XIII), nuestra primera parada importante. Esta Iglesia se estableció sobre los restos de una mezquita y es el primer ejemplo del gótico en España (aunque también encontramos en ella influencias normandas). En su interior destaca la sacristía, el coro, el claustro y las innumerables capillas construidas a lo largo de los siglos, con especial atención a la Capilla Mayor, obra de Ventura Rodríguez.
Adosado a la Catedral se encuentra el Palacio Episcopal, en el que se halla el Museo Diocesiano. Entre las piezas más importantes mencionaremos dos pinturas del Greco, la Oración en el Huerto y Cristo con la Cruz. Además de éstas y otras obras pictóricas, el museo cuenta con una excepcional colección de alfombras, de tapices, y de piezas de orfebrería de distintas épocas.
Frente a él se sitúa el Museo de Cuenca (Museo arqueológico provincial), que muestra objetos que van desde el paleolítico hasta la edad media.
Bajando hacia la Hoz del Huécar nos toparemos con el emblema de la ciudad, las Casas Colgadas. El conjunto lo forman realmente dos casas, la de la Sirena y la del Rey, construidas entre los s.XIV y XVI. Actualmente albergan el Museo de Arte Abstracto.
La mejor panorámica que se tiene de ellas es desde el Puente de San Pablo, que ofrece a su vez unas vistas soberbias sobre la hoz del Huécar. No te pierdas las casas a la puesta de sol, preciosas. Al otro lado del puente está el Convento de San Pablo, hoy parador de turismo.
Vuelve sobre tus pasos hasta la Plaza Mayor y toma la Calle de San Pedro, una vía señorial que fue la principal arteria de la antigua Cuenca. En ella se ubican numerosas casonas, iglesias y conventos. Nada más empezar, en el número 2, está la Casa del Canónigo Juan del Pozo y su portada adintelada en sillería. Más adelante veremos los restos de la Iglesia de San Pantaleón, una de las primeras parroquias de Cuenca, el Convento de las Celadoras del Sagrado Corazón (s.XVII) y el Convento de las Angélicas (s.XVI).
Es agradable callejear por esta zona y descubrir muchos miradores desde donde podrás tirar una estupenda foto. Encontrarás también algunas plazas como la de San Nicolás, a la que se accede a través de un arco. En ella veremos una escultura de Leonardo Martínez Bueno, la Iglesia de San Nicolás de estilo renacentista y la Casa de los Cerdán de Landa o de Zuvala, considerada una de las mejores casas palaciegas de Cuenca.
Continuando nuestro ascenso podemos hacer otro alto en la Plaza del Trabuco, en la que se halla la Iglesia de San Pedro.
Antes de alcanzar el final podemos ver el Archivo Histórico provincial, que fue sede del Tribunal de la Inquisición y que guarda horribles leyendas de esa época.
Y por último el Castillo, pero no esperes una fortaleza hecha y derecha pues sólo quedan unas ruinas. Lo que merece la pena de subir hasta aquí son las excelentes vistas que hay desde el otro lado de la muralla.

Bueno, pues para aquellos que no puedan quedarse mucho más, creo que esta ruta es suficiente.
Si tienes tiempo y quieres seguir descubriendo más sobre esta ciudad, quédate y sigue leyendo.

Ruta 1
Esta ruta es conocida como la Ruta de los Balcones del Júcar. Comenzaremos en la Calle Pilares junto a la Plaza Mayor. Desde aquí podemos atravesar dos pasadizos que nos llevarán al Barrio de San Miguel. Pasaremos junto a la Plaza de San Nicolás, que ya vimos antes (Como veréis seguimos en la parte alta de la ciudad) y bajaremos por la Calle Pilares hasta la Ermita de la Virgen de las Angustias (s.XVII), un pequeño templo de carácter popular.
Pasa bajo el Postigo de los Descalzos, a mano izquierda se halla el Antiguo Convento de los Descalzos. Más abajo se sitúa el Santuario de la Virgen de las Angustias (s.XVII), de gran devoción en Cuenca.
Al final del camino llegaremos a una zona natural junto al río perfecta para el verano, el Recreo Peral. Regresemos sobre nuestros pasos hasta que veamos la Calle de Armas, síguela y encontrarás la Iglesia de San Miguel, desde la que se obtienen unas estupendas vistas. Junto a ella, los restos de los baños públicos de la época árabe.
Una gran escalinata nos conduce hasta el Rincón de Barreda (Canónigo del s.XVI).

Ruta 2
En esta ruta iremos descendiendo hacia la parte baja de la ciudad. Comenzaremos en la Anteplaza, al otro lado del Ayuntamiento. Aquí se encuentra el Convento de las Santísimas Esclavas del Santísimo Sacramento, más conocido como el de "las Blancas". Unas escaleras nos ayudan a alcanzar la Plaza de la Merced, que cuenta con tres edificios importantes; La Iglesia y el Convento de la Merced (s.XVI) con dos portadas de estilo barroco, el Seminario Conciliar de san Julián, de 1745, y el Museo de Ciencias, ubicado en un antiguo asilo de ancianos. Más abajo está la Plaza de la Mangana, donde se levanta la Torre del mismo nombre, otro de los símbolos de la ciudad.
Paralela a este camino que hemos tomado discurre la Calle Alfonso VIII, la cual también merece ser transitada. Fue otra de las Calles principales de la Antigua Cuenca. Sus casas no son tan señoriales como las de la calle de San Pedro, éstas son más de corte burgués. En el nº36 está la Casa de los Mendoza (s.XIV-XV), en el 37 la Casa del Corregidor (s.XVII) o cárcel vieja, y en el nº89, el Palacete de los Clemente de Aróstegui (s.XVII).
Un conjunto de iglesias importantes se suceden por esta parte de la ciudad. En la Iglesia de Santa Cruz (s.XVI) hay una exposición permanente de artesanía conquense. La Iglesia de San Felipe u Oratorio de San Felipe Neri (s.XVIII) posee un bonito interior de estilo rococó. La Iglesia de El Salvador (s.XVIII), de estilo neogótico, cuenta interesantes retablos, y la Iglesia de San Juan Bautista, de la que sólo queda la torre, fue una de las primeras de Cuenca. Desde ésta última tomaremos la Calle Andrés de Cabrera, pasaremos por la Puerta de San Juan, de la cual se dice que pasaron las tropas de Alfonso VIII para conquistar la ciudad ayudadas por un pastor, y llegaremos al Palacio de Justicia. En la Calle de al lado está el Edificio Palafox.
Nos encontramos ya en la parte baja de la ciudad. Ahora atravesaremos el Puente de la Trinidad para dirigirnos al Hospital e Iglesia de Santiago, fundado a finales del s.XII. El edificio actual es del s.XVI aunque fue reformado en el XVIII.
Toma la Avda. Virgen de la Luz y atraviesa el Puente de San Antón para detenerte en el último monumento de este reportaje, la Parroquia de San Antón (s.XVI-XVIII), conocida también como la Iglesia de Nuestra Señora de la Luz, la Patrona de la Ciudad.

Reportaje de Abril de 2007

Una época excelente para visitar la ciudad es otoño, cuando la arboleda que rodea la ciudad se viste de colores rojos y ocres.

Si tienes un poco de tiempo, una buena idea es seguir alguno de los senderos que discurren por ambas hoces y sentirte como si estuvieras en plena serranía de Cuenca.

No te pierdas la iluminación nocturna de las Hoces los viernes, sábados y festivos.

Otro mirador excelente de la ciudad es el Cerro del Socorro.
En la Carretera de Palomeras verás el desvío hacia el cerro. Arriba hay una monumento al Sagrado Corazón de Jesús.
 

Junto a la estación de autobuses hay un lugar perfecto para desayunar o merendar. "Cafetería La Antigua". La bollería y las tortitas están buenísimas.