El Molar

Plaza Mayor

"Un pueblo del que poco sabemos pero que se deja conocer entre buenos platos y buenos vinos"

Esta es una de esas típicas localidades cercana a una gran ciudad que la gente casi ni conoce. Es cierto que El Molar no posee un rico patrimonio cultural que aparezca en todas las guías de viaje, pero sí tiene una interesante historia y es un sitio donde se come y se bebe estupendamente.

Su ubicación junto al antiguo camino de Francia ha marcado su historia ya que se trataba de un lugar estratégico de paso.
Primero fue totalmente destruido por el ejército inglés en 1710 durante la Guerra de Sucesión española y después sufrió graves daños en la Invasión Francesa (1808), sobre todo a la salida de Madrid de José I.
Pero todo no podía ser tan malo y fue precisamente ese emplazamiento quien hizo que se convirtiera en el centro comercial de la zona a finales del s.XIX dotándole de una próspera economía.
El turismo también ayudó a su crecimiento y eso fue gracias a la "Fuente del Toro", un manatial de aguas medicinales en torno al cual se construyó un balneario y unas hospederías.
Por desgracia todo ese tinglado no ha llegado hasta nuestros días ya que un terrible incendio a principios del s.XX destruyó el balneario y las filtraciones de unas vías hídricas hicieron que el potencial curativo de la fuente quedase mermado.

Aparte de la arquitectura popular propia de la zona destaca su arquitectura religiosa, cuyo máximo exponente es la Iglesia de la Asunción (s.XV-XVI) ubicada en la Plaza Mayor. Su estilo es gótico-renacentista y conserva un pórtico de sillería con cinco arcos sostenidos sobre columnas con capiteles decorados. Su interior fue gravemente deteriorado durante la Guerra Civil, pero ha sido restaurada posteriormente en dos ocasiones (1945 y 1995).

En el Molar y sus alrededores también se construyeron varias ermitas; Muchas están en ruinas, pero hay tres que aún quedan en pie:
La Ermita de la Soledad es la más antigua de ellas (s.XVI) y se encuentra anexa al cementerio.
En el Cerro de la Corneja se sitúa la Ermita de San Isidro levantada en 1896, y a unos 6 Km del pueblo, en la vega del río Jarama, se halla La Ermita de la Virgen del Remolino de estilo neogótico y mudéjar.

Más antiguas que todas ellas y uno de los reclamos turísticos más singulares del Molar, son las cuevas de la época musulmana que se encuentran repartidas por los cerros que rodean la población. Se conservan más de 400 y en muchas de ellas se han instalado bares y restaurantes donde calmar la sed y el apetito. Están muy bien. 

Reportaje de Septiembre de 2009

Ya hemos comentado que El Molar es un buen lugar donde hincar el diente. Aquí os dejo un par de sitios de los que he leído buenas críticas (Fijo que uno de estos findes me escapo y pruebo alguno, ya os contaré):

El Bodegón de Olivares
La Cuesta, 2.
Tel: 91 841 00 00 - 91 841 00 01
Fue fundado en 1807 por la familia Olivares y es uno de esos lugares que han hecho famoso al pueblo. Construido en el interior de la montaña tiene una temperatura constante y pequeñas cuevas que admiten entre 2 y 16 comensales.

Restaurante El Matador-Taberna Marinera
C/ Torreta s/n
Tel: 91 841 03 93
Un jardín de estilo zen nos da la bienvenida a esta antigua casa de escasa iluminación convertida en un excelente restaurante en el que degustar chorizos, morcillas, queso... así como carnes y pescados a la parrilla cocinados a la vista de los comensales.
Después de comer podemos visitar las cuevas.
Es recomendable reservar por teléfono.
Cierran en Agosto.