Plaza de la Unità d’Italia
Trieste era un lugar de paso en nuestro viaje. Allí pasaríamos la última noche antes de salir por la mañana para devolver el coche alquilado en Venecia a las 12.30 h.
Llegamos casi al anochecer y no teníamos sitio para dormir.
Yo había apuntado un albergue pero no conseguimos dar con la calle y como se hacía cada vez más tarde y estábamos cansados de conducir, paramos en un hotelito. El precio nos pareció bien así que pa´lante, no teníamos ganas de seguir buscando.
Pasamos por algunas discotecas e incluso preguntamos a un chico en recepción por donde podíamos salir un poco, pero al final estábamos tan reventados de todo el viaje que nos dormimos.
Me levanté temprano, tenía muy poco tiempo y al menos quería ver algo de la ciudad. Contaba con unas dos horas y media para ver lo que pudiera.
Mis compañeros se levantaron al desayuno pero ya no tenían fuerzas para ver más cosas, así que me fui solo.
Había un par de puntos que quería visitar y me puse a caminar muy rápido sin conocer la ciudad. Tenía un pequeño plano mental que había visto antes del viaje y con eso fue suficiente, además, como por la noche dimos algunas vueltas me quedé con algunos lugares de referencia.
Casi sin quererlo me tropecé con un Canal de agua que se adentra en la ciudad al más puro estilo veneciano. Al final del mismo se levanta la Iglesia católica de San Antonio Nuovo y a un lado la Iglesia Serbio-Ortodoxa S. Spiridione Taumaturgo, de estilo neo-bizantino.
También me crucé con una estatua del famoso escritor irlandés James Joyce, quien vivió varios años en Trieste y del que se dice se inspiró en los marineros de la ciudad para su conocida obra "Ulises".
Después me dirigí hacia el mar, que siempre es un buen punto de referencia para guiarse. Pasé junto a la Iglesia Greco-Ortodoxa de San Nicolo y el Teatro Verdi antes de alcanzar la imponente Plaza de la Unità d’Italia. Antes de verla y ya sabiendo donde estaba, decidí pasear un poco por la costa antes de volver.
Casi enfrente se sitúa la Estación Marítima y más adelante la Pescheria (1913), un edificio de estilo Liberty que alberga el Acuario Marino.
Si continúas alcanzarás la Plaza de Venecia, en cuyo centro hay una Fuente de Neptuno (1775), y en la que se ubica también el Museo Revoltella que posee una colección de pintura y escultura de los s.XIX y XX.
Regresé a la Plaza de la Unità d’Italia (s.XIX), realmente impresionante, ya que además de ser una de las plazas más grandes de Europa que asoman al mar, también está rodeada de bellos edificios como el Palacio Comunal, el Palacio del Gobierno, el Palacio Modello, el Palacio Pitteri, el Palacio del Lloyd Triestino y el Palacio Stratti, donde puedes tomarte algo en el histórico Café de los Espejos.
Decorando la plaza está la Fuente de los Cuatro Continentes (1751-1754), obra de Mazzoleni, y una Columna con la estatua del emperador de Austria Carlos VI, que concedió a la ciudad la condición de puerto libre.
El tiempo apremiaba así que me puse a callejear en busca del Teatro Romano. (ya sabéis que me gustan las ruinas antiguas). Pasé por el Palazzo della Borsa Vecchia (1809), que reconocerás por su color rosado y sus enormes columnas, y tras preguntar a uno de los pocos ciudadanos que me encontré a esas horas, lo encontré. No se sabe muy bien la fecha de su construcción, unos dicen que fue del s.I a.C al s.I d.C y otros que fue del s.I al II d.C.
Desde aquí comencé a subir la colina de San Giusto y me crucé con las Iglesias de San Silvestro, una de las más antiguas de la ciudad, y la de Santa María la Maggiore (s.XVII), construida en estilo neoclásico y con interesantes pinturas en su interior.
Muy cerca se levanta el Arco de Riccardo (s.I), un arco triunfal romano cuyo nombre se dice se puso en honor a Ricardo corazón de León.
La cima está cerca y merece totalmente la pena, pues nos esperan varios de los monumentos más importantes de Trieste. Entre ellos la Catedral de San Giusto (finalizada en el s.XV), que destaca por su gran rosetón blanco de estilo gótico y los mosaicos del interior.
A la izquierda del templo se conservan los restos romanos de una Basílica (s.II) y del llamado Templo Capitolino.
El conjunto lo completa un Monumento a los Caídos y el Castillo de San Giusto, una fortaleza de forma irregular que nunca tuvo finalidad defensiva ni de guerra. En su interior hay un Museo, una armería y un lapidarium.
Desde lo alto de este cerro se tiene además una buena panorámica de la ciudad.
Yo ya no pude visitar nada más, volví corriendo al Hotel donde me esperaban mis amigos y cogimos el coche rumbo a Venecia.
De todas maneras os digo algunos lugares más para los que hagan una visita con más tiempo:
1) Desde el Paseo Marítimo se puede ver el magnífico Faro de la Victoria situado en las colinas de Gretta. Fue construido en los años veinte para recordar a los caídos en la I Guerra Mundial.
2) A las afueras de la ciudad (unos 10 Km) es interesante visitar el Castillo de Miramare (1856-1860), que como su nombre indica está situado frente al mar.
Se trata de una preciosa construcción de estilo romántico que el archiduque Maximiliano de Habsburgo regaló a su novia Carlota de Bélgica.
El interior conserva algunas habitaciones tal como estaban.
Los jardines exteriores son una maravilla, repletos de senderos por los que perderse, decorados con fuentes y estatuas, y con algunas construcciones de interés como los establos o el "Castelleto", un pequeño palacete que sirvió de residencia a los novios mientras construían el edificio principal.
Los alrededores del castillo han sido declarados Reserva Natural y es un buen lugar donde observar aves marinas.
Reportaje de Febrero de 2015
Además de los monumentos, Trieste es famosa por su bellos Cafés Históricos. Aunque los precios no son precisamente económicos, es una experiencia tomarse un cafetito en una de las mesas donde un día artistas, políticos o escritores de la talla de James Joyce, Umberto Saba o Italo Svevo, se reunían a debatir o a buscar inspiración.
Entre los más destacados están el Café de los Espejos (que ya mencioné anteriormente), el Café San Marcos, el Café Tomaseo, el Café Torinese, el Café Estrella Polar o el Café Tergesteo.
INFORMACIÓN ÚTIL
INFO ÚTIL:
Oficina de Turismo
Piazza de la Unita d Italia, 4b.
Tel: 040 347 83 12
info.trieste@turismo.fvg.it
Castillo de Miramare (6€ castillo / jardines gratis)
Horario: El castillo abre todos los días de 9 a 19 h.
El parque abre también todos los días a las 8 pero cierra según los meses del año: Enero y Febrero a las 16, Marzo y Octubre a las 17, Abril, Mayo y Septiembre a las 18, Junio, Julio y Agosto a las 19 y Noviembre y Diciembre a las 15 horas.
CÓMO LLEGAR:
El aeropuerto de Trieste es uno de los más pequeños de Italia.
Puedes ir desde Valencia con la compañía de bajo coste Ryanair.
Desde el aeropuerto se llega a la ciudad en el autobús nº51 que cuesta 3.5€.
Si vas en tren tienes que bajarte en la estación de Trieste Centrale.
En coche dependiendo desde donde vayas:
A Liubliana se tarda una hora y poco aproximádamente por la carretera E70.
Desde Venecia hay 1 h 45 min también por la E70.
Si coges la salida Lisert- Sistiana podrás coger la carretera estatal SS14, por la que tardarás un poco más pero que recorre la costa y el paisaje es más bonito.
DONDE DORMÍ:
Hicimos noche en le Hotel Posta
Plaza Oberdan, 1.
Tel: +39 040 633 720
Como os dije al principio caímos aquí de casualidad, pero nos pareció un sitio más que correcto; Limpio, cómodo y bien ubicado.
IMPRESCINDIBLE:
La Piazza Unità dItalia, el Teatro Romano y la Catedral.