Sant Feliu de Guixols (Costa Brava)

Uno de los muchos rincones de esta preciosa costa

"Otro de los muchos rincones que hacen de la Costa Brava un auténtico paraíso"

Lo primero que podemos hacer antes de adentrarnos en San Feliu es subir a la Ermita de Sant Elm para obtener una fantástica panorámica de esta parte de la Costa Brava (recomendable).

Después baja al pueblo y disfruta de un baño en la playa de la Bahía de Sant Feliu (460 m), que cuenta con todos los servicios y ofrece multitud de actividades.

Esta antigua villa de pescadores es hoy día uno de los puertos naúticos más importanes de la Costa Brava y conserva un interesante patrimonio monumental. Su principal joya es el Monasterio Benedictino, declarado Bien de Interés Nacional. Su historia viene de lejos, ya que reposa sobre viejas estructuras romanas. Una de las partes más antiguas que se conservan es la Porta Ferrada (s.X). A partir de ahí el monasterio fue evolucionando y tomando diferentes estilos arquitectónicos hasta el s.XVIII, en el que se construye el gran edificio barroco que alberga el Museo de Historia, que cuenta con exposiciones permanentes y temporales que explican la evolución socioeconómica y paisajística de la comarca.
El pueblo de Sant Feliu de Guixols creció al abrigo de este monasterio.
A su lado, en las estancias del antiguo Palacio del Abad, se ubicará en breve el Centro de Arte Carmen Thyssen.

Años después la ciudad se centró en la industria del corcho, que dejó un legado arquitectónico bastante importante, de hecho, Sant Feliu es una de las poblaciones con mayor patrimonio modernista de la provincia.
En el Paseo del Guixols se sitúa el Casino La Costancia, construido en 1889 con reministencias árabes, y en el Paseo del Mar podemos ver la Casa Patxot, reconvertida en Cámara de Comercio, Industria y Navegación.
Por la Rambla d´Antoni Vidal hay más casas modernistas y señoriales como el Edificio de La Caixa (en el nº20). Muy cerca podemos hacer la compra en el Mercado Municipal, construido en 1929.
Este estilo arquitectónico también se encuentra en el Cementerio de la ciudad (1833), en el que hay panteones modernistas y novecentistas (algunos descansan en paz pero con estilo)
 

La ciudad cuenta con varios museos además del de historia que ya hemos visto.
Sobre un pequeño monte situado a un lado de la Bahía de Sant Feliu conocido como El Fortim, se ubica el coqueto edificio del Museo de Salvamento Marítimo (2€), que muestra mediante objetos y audiovisuales cómo era una estación de este tipo a finales del s.XIX.
En un palacete del noucentisme catalán se sitúa el Museo de Historia del Juguete (5€), que posee más de 3.500 piezas datadas entre los años 1870 y 1980.
A Josep Albó i Juncá le dio por reunir Placas de Cava y Champagne en 1998, y parece que le cundió bastante, pues su colección actual está en torno a las 42.000. Hay tantas que no cabían en el museo (5€) y tuvieron que elegir las más interesantes, exclusivas y de mejor calidad (aún así superan las 22.000).

Camino de Ronda

La Costa Brava está repleta de rutas junto al mar que comunican localidades y playas entre sí. Son los llamados caminos de Ronda, que antiguamente servían para perseguir el contrabando, y en la actualidad son perfectos para senderistas y para los que buscan sitios más tranquilos o playas menos transitadas.
Desde Sant Feliu parten varios, de hecho, desde la ya mencionada Ermita de Sant Elm, podemos tomar dos de ellos que nos llevarán por acantilados, miradores y calas rocosas.
Pero nosotros haremos uno un poquito más largo que parte desde el puerto de Sant Feliu y llega hasta la Playa de Sant Pol.

Si haces el camino seguido no tardarás más de una hora y media, pero a eso hay que añadir los ratos que paremos a disfrutar del paisaje o darnos unos bañitos en alguna de las espectaculares calas rocosas de aguas transparentes que nos iremos encontrando (la verdad es que si vas en verano no hay nada mejor que refrescarse tras andar un poco). El agua está muy muy clara así que también podrás practicar snorkel y ver que se cuece por los fondos marinos de este litoral.

El final de la ruta tampoco tiene desperdicio. La Playa de Sant Pol es un magnífico arenal de 700 metros bañado por aguas cristalinas.
Casi al inicio de la playa verás un edificio que poco pega con el resto, se trata de la Casa Estrada (1890-1912) una de las tres viviendas modernistas que hay por esta zona. Las otras dos son la Casa Girbau Estrada y la Casa Doménech-Girbau, construidas ambas en 1910 por Josep Goday. En las dos se puede observar la evolución de las tendencias modernistas hacia las novecentistas.

(El inicio de la ruta desde Sant Feliu se coge al final del puerto por un camino de arena)
 

Reportaje de Agosto de 2013

Casi en cualquier sitio de Sant Feliu vas a comer bien. Prueba algunas de sus deliciosas especialidades como el arroz negro o el bacalao con pimiento y tomate.
 

La playa de Sant Feliu y la de Sant Pol son de arena, pero para las rutas es muy recomendable que lleves unos escarpines para no hacerte daño, pues la mayoría de las calas son rocosas.
 

La Costa Brava es sin lugar a dudas un buen lugar donde practicar submarinismo debido a la calidad y claridad del agua.
Si quieres sumergirte de lleno y conocer otra perspectiva de esta zona, aquí te dejo algunos enlaces;

Bwaterdiver
Divedifferent
Ictinio
Piscisdiving